El Gobierno mexicano reduce los estímulos a la gasolina por segunda semana consecutiva.
El SAT compensa la pérdida de ingresos por los subsidios al combustible durante el primer semestre con un aumento de la recaudación a las empresas
El Gobierno mexicano ha empezado a cerrar la llave a los subsidios a la gasolina. Por segunda semana consecutiva, la Secretaría de Hacienda ha reducido los estímulos complementarios a la venta de combustible, la principal estrategia de las autoridades contra la inflación. En el primer semestre del año, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), dejó de ingresar 159.000 millones de pesos por esta vía, unos 7.800 millones de dólares. Con todo, el fisco reportó un aumento de los ingresos totales respecto al mismo periodo del año pasado, gracias a una mayor recaudación a las empresas.
A cuatro meses del inicio del programa de subsidios, el SAT sigue sin ingresar nada por el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que grava la venta, la producción y la importación de gasolinas. Sin embargo, el estímulo complementario que bonifica el pago del ISR y del IVA sí ha empezado a bajar. Esta semana, Hacienda lo ha reducido a 5,3 pesos el litro para la gasolina regular, un 24% menos que en el pico de hace dos semanas, y a 5,6 pesos para la premium, un 30% menos. En cuanto al diésel, el estímulo ha disminuido a 5,7 pesos el litro, una reducción del 25%.
Estos cambios apuntan a un lento viraje en la política de estímulos a la gasolina, una estrategia efectiva pero costosa. Los analistas señalan que sin los subsidios, la inflación, en un 7,88% anual en la primera mitad de junio, se situaría hasta dos puntos por encima. Por otro lado, los subsidios han privado al Estado de una importante fuente de ingresos. El SAT ha estimado que los estímulos podrían costar hasta 400.000 millones de pesos si continúan hasta finales de año.
Pese al boquete abierto en las finanzas públicas, el SAT ha reportado este lunes un incremento en la recaudación neta total del 2,7% durante el primer semestre respecto al mismo periodo del año pasado, y del 8,6% respecto a 2018, antes del cambio de Gobierno. Ni los estímulos a la gasolina ni el desplome del 8,2% en el PIB de 2020, durante lo peor de la pandemia, han impedido que la recaudación total aumentara año con año.
Para explicar este aparente misterio, hay que tomar en cuenta la política de mano dura del SAT y su jefa, Raquel Buenrostro, frente a las empresas. Las condonaciones de impuestos están prohibidas en la Constitución y el Gobierno ha litigado en tribunales las deudas pendientes. En el primer semestre de este año, los pagos de los llamados “grandes contribuyentes”, aquellos con ingresos superiores a 1.683 millones de pesos, subieron un 21% respecto al mismo periodo de 2021. Aunque el salto es menor, la recaudación del ISR y del IVA también ha aumentado.
El SAT espera que los pagos de los grandes contribuyentes se mantengan estables en los próximos meses. “Ya no existen condonaciones de impuestos y quien gana más, debe pagar más. También hemos trabajado mucho en analizar la información de grupos corporativos, con enfados en la defraudación fiscal y las factureras”, ha señalado Buenrostro, durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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